VegaForo para celebrar el día de la Mujer
os presenta “una charla” con señoras del municipio. Por ellas ha pasado el
tiempo y han vivido de primera mano el cambio de una sociedad dirigida por el
hombre, donde la mujer no tenía libertad y era discriminada por una estructura
machista. Aunque hoy día existe igualdad formal, o eso dicen nuestras leyes,
pero el día a día de la mujer no ha cambiado tanto en muchos ámbitos de nuestro
día a día.
Esta semana nos hemos puesto en contacto con mujeres que
viven en San Martin de toda la vida. Ellas son Juliana Zurdo, María González, Magdalena Belinchon, María Antonia Gómez,
Martina Álvarez y Encarnación Bueno. Gracias a todas ellas que respondieron varias preguntas y os vamos a
hacer un breve repaso de aquella época
Para empezar, ser mujer era el doble de duro que para un
hombre, ya que ellas debían hacer labores dentro de casa y trabajar fuera.
Juliana nos cuenta que con 8 años empezó de sirvienta en una casa, no fue la única
que empezó pronto. Con 8,9 y 10 años tenías que trabajar en el campo ya sea
para coger maíz, patatas o las lechugas. La que tenía suerte podía estudiar lo
básico y empezar en el campo con 15 años.
En aquella época estudiar era difícil, dice Martina Álvarez
que solo estudiaban las “riquillas”. Ninguna de sus amigas acudió a la
Universidad, algo imposible pues primaba más trabajar a estudiar.
María González recuerda que no todas eran iguales entre
las mujeres, no es lo mismo ser la hija del médico o del abogado o la hermana
del cura que ser hija de campesinos, había clases. Ella empezó muy joven de
costurera
En San Martín no había mucha más salida que trabajar de
sirvienta o en el campo, la que tenía suerte estaba en la tienda aunque sea
vendiendo bombillas. Dicen que no había más pues aquí no había fábricas.
Los horarios eran duros, si trabajabas en el campo te
levantabas a las 6 de la mañana y había días que no volvías hasta las 10. Sin
embargo todas declaran que la jornada solía ser de 6 horas y si hablamos de
sueldo, Encarnación y María Antonia dicen que ganaban unas 100 pesetas y que
eso era menos que el hombre. Por cierto la jornada del hombre era la misma, de
6 horas.
Nuestras entrevistadas dicen que no tuvieron ninguna prohibición
legal, pero a nivel moral había muchas, una declara que estaba todo permitido
“menos lo que no se debe, ya me entiendes”. María González recuerda que su
padre le decía tienes que llegar a las 8 a casa y que ella llegaba tarde
siempre que podía. Encarnación recuerda que a la taberna no podía entrar la
mujer y que no se te ocurriera ponerte un pantalón.
Para colmo si una mujer tenía novio y esa relación
acababa, esta se tenía que quedar soltera. No pasaba lo mismo con el varón.
Ellos no daban explicaciones para nada, menos mal que eso ha cambiado dicen.
Nuestras vecinas más mayores dicen que la sociedad si ha
cambiado pero que sigue habiendo falta de libertad y machismo. Reconocen que
los más jóvenes son respetuosos pero que muchos siguen con mentalidad antigua.
“Mi marido no dejaba ir al niño a por el pan porque lo consideraba cosa de
mujeres” otros en casa han inculcado la igualdad y “mis hijos ayudan a sus mujeres y más
cuando ellas también trabajan” dice Juliana. María dice que entre los mayores
también ha cambiado las cosas y que su hermano hace más que su hermana.
El consejo para las mujeres de ahora es que sean listas y
que respeten la igualdad, no quieran valer más que el hombre porque eso no es.
Otras miran con envidia y ven que ahora tienen mucha suerte. Ellas les tocó
vivir en un mundo muy duro donde las cosas de la casa eran muy manuales sin
ningún tipo de electrodoméstico. Juliana
recuerda ir a la fuente a por agua que “estaba a una legua”
1 comentarios :
Ha estado genial. Mi abuela se ha visto muy bien
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